Mudarse no es fácil. No, no lo es, no se dejen engañar por ese cine de Hollywood que pretende pintar los traslados como un proceso que en el cien por cien de los casos es emocionante y divertido. No me malinterpreten: si desean mudarse a un sitio que les encanta o han encontrado, comprado o alquilado la casa de sus sueños, mudarse es sin duda la opción adecuada, y es natural sentir excitación contenida, alegría o emoción al hacerlo.
No obstante, y es lo que estoy diciendo, eso no significa que no haya dificultades o momentos en los que la transición resulta dura, cansada o complicada. Sin embargo, y en contra de lo que pueda parecer, mi intención no es disuadirles de una posible mudanza, ni meterles el miedo en el cuerpo, sino sencillamente recordarles que hay maneras de mitigar esas posibles dificultades que puedan surgir mientras dure la misma. Una de esas maneras es llevar a cabo una buena planificación de la mudanza en sí, y eso empieza con una palabra: inventario.